Denver Harbor, uno de los vecindarios mexicoamericanos más antiguos de Houston, siente la presión de la gentrificación. Los residentes dicen que los inversionistas y desarrolladores están llegando, los valores de las propiedades están aumentando y las familias que han vivido aquí por generaciones enfrentan decisiones difíciles.
Una comunidad con raíces profundas
Para Carolyn López, de 69 años, Denver Harbor siempre ha sido su hogar. Sus padres se mudaron desde Bay City cuando ella era niña, uniéndose a las familias latinas de clase trabajadora que formaron la comunidad.
“He vivido aquí toda mi vida,” dijo López. “Todavía tenemos una comunidad fuerte, y estoy muy orgullosa de la gente de Denver Harbor porque nos mantuvimos unidos y luchamos contra la gentrificación.”
López recuerda que el cambio comenzó hace unos siete años, cuando nuevos inversionistas comenzaron a llegar, los inspectores visitaban con más frecuencia y se hablaba de desarrolladores interesados en propiedades cerca del centro. Fue entonces cuando ella y un grupo de vecinos comenzaron a organizarse.
Defendiendo su vecindario con el Capítulo 42
Los residentes de Denver Harbor están usando una política de la ciudad conocida como Capítulo 42 para defenderse. Esta regla limita cuántas casas se pueden construir en un solo terreno y busca proteger a las zonas residenciales de la construcción masiva de casas adosadas.
“El Capítulo 42 protege a tu vecindario de convertirse en un lugar lleno de townhomes,” explicó López. “Dice que si vas a construir una casa, estará protegida durante los próximos cuarenta años.”
Hasta ahora, López dice que su grupo ha ayudado a salvar miles de viviendas del redesarrollo, recolectando firmas casa por casa. El proceso es lento, pero asegura que vale la pena.
El aumento de los valores de propiedad
Según Zillow, los valores de las propiedades en Denver Harbor han subido de manera significativa. Una casa en Mendez Street casi ha triplicado su valor en los últimos diez años. Otra propiedad cercana pasó de aproximadamente 68 mil dólares a más de 205 mil en solo dos años, a pesar de tener una exención de vivienda que limita el aumento de impuestos.
Estos incrementos, dice el agente de bienes raíces José Nieto, forman parte de una tendencia que está viendo en toda la zona este de Houston.
“Mucha gente está enfrentando impuestos más altos porque el valor de su propiedad subió, y eso está sacando a la comunidad,” dijo Nieto. “Estamos viendo que los inversionistas hacen ofertas bajas, y algunas personas venden bajo presión, mientras que otras batallan con los aumentos en sus cuentas.”
Nieto agrega que el auge de la construcción también elevó el precio por pie cuadrado de las casas nuevas, lo que ha dejado fuera del mercado a muchos compradores locales. “Los desarrolladores han puesto precios tan altos que muchos propietarios antiguos están rodeados de casas que hoy no podrían comprar,” dijo.
Cultura y vivienda en riesgo
Para residentes como López, la preocupación no es el cambio, sino la supervivencia. Teme que el desarrollo descontrolado borre la identidad cultural del vecindario y el sentido de comunidad.
“Puede parecer que estamos perdiendo nuestras tradiciones porque están llegando más desarrolladores, pero seguimos luchando,” dijo López. “Hemos salvado miles de casas, y todavía nos faltan miles más.”
López dice que el grupo continúa reuniéndose en Porras Bakery, en Lyons Avenue, un negocio que ha formado parte del vecindario por más de medio siglo. Ahí coordinan las peticiones y ayudan a los residentes a conocer sus derechos.
Una lucha por el futuro
López asegura que su trabajo va más allá de la vivienda: se trata de proteger un estilo de vida.
“Somos una comunidad de familia y amigos,” dijo. “Al final del día, si se trata de proteger nuestros hogares, vamos a luchar y a cuidarnos entre nosotros.”
Los residentes dicen que quieren que las autoridades de Houston hagan más por apoyar a los propietarios mayores y a las familias de bajos ingresos con programas que ofrezcan alivio en los impuestos y más información sobre sus opciones.
Para muchos en Denver Harbor, la lucha no es contra el progreso, sino por un desarrollo que incluya a las familias que construyeron esta comunidad.